Terminando un Rod Show, con los amigos de Mendoza Fly Shop, compartiendo una cerveza, le comento a mi amigo Pablo Pérez, que he querido ir a pescar dorados durante todo el año, que me recomiende algún lugar y algún guía, a lo que él contesta: - ¿Vamos este finde al Juramento? Obviamente respondí que si sin ni siquiera saber qué tipo de aventura estaba por vivir.
|
Camino al Juramento con Pablo Pérez y Jorge Chaine, una excelente persona que conocí con la excusa de este viaje, entre mates y comentarios comencé a darme cuenta de lo duro que sería pescar el Rio Juramento, y confieso que tuve una sensación de incertidumbre. ¿No sería demasiado desafío para mí que nunca había pescado Dorados?
|
|
Luego de algunas peripecias del viaje, llegamos al Juramento un día después de lo planeado, y comenzamos a preparar nuestros equipos para enfrentar el duro Rio Juramento.
La flotada comenzó temprano por la mañana, y las instrucciones del guía Pablo Orfeo llegaban una detrás de otra, había que ser precisos en el lanzamiento, ubicar la mosca entre los palos, bajo los árboles, en la barranca, estar muy atentos a cualquier movimiento, tratar de perder la menor cantidad de moscas posibles, etc., etc. Mi cabeza comenzaba a asimilar esta nueva forma de pescar cuando llegábamos a la primera parada técnica de la mañana, todos habían ya pescado algún Dorado, mientras que yo solamente había tenido un pique que me sorprendió y nunca alcance a clavar.
|
|
La ansiedad me invadía, y la mañana transcurría, de a poco las enseñanzas se iban asimilando y el pique llegaba, pero no lograba clavar ninguno, - ¡El que no pesca no almuerza! se comentaba en la balsa…. Y cerca de las 12 del mediodía llego mi debut… ¡¡Mi primer Dorado!! ¡Espectacular! Una fuerza increíble, y una belleza inigualable para el Pez de Oro de Pablo Orfeo en el Juramento.
|
Después del almuerzo el día siguió, y el cansancio se hizo presente, las ampollas en las manos y algunas quemaduras causadas por la línea en mis dedos marcaban el dolor del segundo Dorado del día en mi caña. Satisfecho, que mas podía pedir… primera experiencia con dos Dorados y varios piques… estaba feliz… pero el Juramento siempre tiene una sorpresa guardada.
Finalizando la tarde Pablo Orfeo me aconseja cambiar la mosca con la que había pescado todo el día por una más oscura. Dado mi escaso conocimiento hago caso al profesional, aunque reconozco que me costó sacar la mosca que me había hecho pescar.
|
|
Transcurrida media hora de lances sin piques y luego de recuperar un poco de fuerzas sentado en la balsa, comienzo a hacer los últimos lances del día… y la sorpresa llegó… la mosca oscura cae entre dos ramas hundidas y el pique que inmediatamente se da… la clavada inicial y el grito de Orfeo - ¡Clávalo Clávalo! – vuelvo a clavar y el Dorado corre río abajo… - ¡Frenalo, Frenalo que se va a los palos! – la caña a punto de estallar, el freno al máximo y mis dedos quemándose con el backing para frenarlo… y de repente el salto espectacular…
|
|
|
¡POR DIOS! Un tamaño increíble, impresionante y un salto por demás imponente. La pelea siguió, la balsa quedó en la orilla, Pablo se metió al rio y de repente luego de una gran demostración de habilidad de Pablo Orfeo el Dorado de 13.800 kg. estaba en nuestras manos. Inexplicables sensaciones de alegría, excitación, locura desmesurada atravesaron mi cuerpo… el sueño de todo pescador del Juramento se me había cumplido… en mi primera experiencia en el Rio… un Gracias Dios se cruzó por mi mente y el día había terminado.
|
|
|
|
El segundo día estuvo de más en mi jornada, ya estaba satisfecho y como Orfeo decía es muy difícil dar vuelta tamaña experiencia… sin embargo apenas comenzó la flotada un pique me sorprende, clavo inmediatamente, y al realizar la segunda clavada mi tippet estalla inmediatamente. El Dorado clavado salta a mostrarse y saludar… ¡Oh sorpresa! Era igual o mayor que el del día anterior, pero bueno en esta ocasión no tuve tanta suerte, el gigante fue devuelto sin siquiera una foto.
|
|
El día transcurrió con Dorados entre 3 y 4 kg. y hermosas experiencias, la jornada había terminado, teníamos que emprender el regreso a Mendoza.
|
Las experiencias habían sido únicas, el Juramento quedaba atrás pero nuestras retinas tenían grabadas para siempre el brillo, el color y la magia del Oro de Orfeo.
|
Sebastian Saenz Malargüe, Mendoza - Argentina
Ver notas sobre el Rio Juramento
|