Fly Fishing Cuba - Isla de la Juventud 2009
Grupo de Mendoza Fly Shop
A las 11, 15 metros!!! Por: Polo Rossi Entre horarios y distancias, la adrenalina de pescar en el paraíso todavía corre por nuestro cuerpo, cuando contamos las historias de Sábalos (Tarpon) saltando por el aire y de Macabíes (Bonefish) cortando el agua con sus veloces corridas.
Todo comienza por el principio, ciudad de la Habana, la previa de este viaje a Isla de la Juventud en Cuba. El grupo de Aguas Claras finalmente se reunía en el hotel Habana Libre, Gustavo Abugarade, Alejandro Infante, Javier Roses, Marcelo Qero, Sebastián Sáenz, Juan Llobell, Pablo Pérez y yo, tarde de charlas y anécdotas entre mojitos y el radiante sol caribeño, amenizaba la ansiedad de lanzar nuestras moscas. Este tipo de viajes se planea con mucha antelación, por lo tanto nuestra mente se imagina pescando desde hace varios meses, repitiendo una y otra vez posibles peleas, saltos corridas y fotografías con estos maravillosos peces.
Nuestra primera noche en la Habana nos sorprendió con una cena grupal, no en un restaurante, sino en uno de los famosos “Paladares”, que no es mas que casas de familia que atienden a los turistas de una forma increíble, el nono y los chicos hacen un lugar y rápidamente estábamos disfrutando de langostas de primer nivel.
En la mañana siguiente, la gente de Avalon Fly Fishing nos paso a buscar por el hotel para llevarnos al aeropuerto, luego de un agradable viaje de 25 minutos en avión, ya estábamos en Isla de la Juventud. Nos alojamos en el hotel Rancho El Tesoro, donde fuimos recibidos por el staff con mojitos y cuba libre para refrescar el calor de la tarde. Esa noche, Coqui, head guide de Avalon, nos dio todas las explicaciones sobre los días de pesca que nos esperaban, las zonas a recorrer y el chequeo de los equipos.
Nos levantamos a las 6 de la mañana, desayunamos con las más variadas frutas y a las 7 ya estábamos en la marina cargando nuestros equipos en las lanchas de Avalon. Mi compañero de pesca durante la semana fue Javier Roses, amigo de años con el cual comenzamos esta aventura. Luego de andar hasta la primera zona de pesca, Ulises, nuestro guía, nos pide que preparemos la caña para macabí (Bonefish).
Es muy sencillo resumir este estilo de pesca, es algo así como “la calma antes de la tormenta”, una vez que el guía apaga el motor de la embarcación, comienza la búsqueda silenciosa de los peces, una gran vara impulsa la lancha lentamente sobre las cristalinas aguas mientras tratamos de divisar sombras que se mueven lentamente sobre los fondos de algas. Caña en una mano, mosca en la otra y la línea prolijamente ordenada sobre el piso de la lancha esperando para volar hacia nuestro objetivo.
Pasan los minutos y llega el primer aviso de Ulises, a las 11, 15 metros!!!, nuestra mente imagina un gran reloj sobre el agua y hacia esa dirección lanzamos con mucha precisión y suavidad, la mosca cae un par de metros delante de un pequeño grupo de Macabíes que lentamente buscan alimento sobre el fondo, esperamos a que se acerquen un poco y con dos o tres tirones en la línea llamamos la atención de uno de ellos, una tomada muy suave y… de la calma a la tormenta!!! La velocidad es increíble, la línea y el backing vuelan por los pasahilos como si hubiésemos olvidado ajustar el freno del reel, rápidamente intento ajustarlo cuando me doy cuenta que el freno podría sujetar un bulldog a la carrera, ese es el momento donde todas nuestras imágenes mentales de peleas y corridas que imaginamos durante tantos meses se hacen realidad.
La fuerza y velocidad de los macabíes es brutal, como en el boxeo, libra por libra, es el pez con mayor fuerza y velocidad que podemos batallar con una caña de mosca, mucho mas de lo que se imaginan, la línea, mas 40 o 50 metros de backing desaparecen ante nuestros ojos en segundos. Así sucedió en los cuatro primeros lances, y los cuatro me cortaron la mosca en las corridas, tuve que cambiar el líder de 12 libras por uno de 16 para poder fotografiar mi primer Macabí, podrán imaginar la potencia, si un pez de dos o tres kilos corta un líder especial para esta pesca que soporta el doble de su peso.
“Vamos a buscar unos Sábalos…”, nuestro guía ponía en marcha la lancha y nos dirigíamos hacia otro tipo de aguas. Nuevamente la tranquilidad, manglares a la vista y un grupo de 8 Sábalos que circulaban tranquilamente a unos 20 metros de nuestra posición. Caña Orvis Zero Gravity # 11 en mano, realizo un lanzamiento tratando de no caer muy cerca para no asustarlos, muevo la mosca y uno de ellos toma en dirección hacia la misma, acelero el movimiento y con un ataque feroz toma mi mosca, clavo con fuerza y el Tarpon vuela por el aire rompiendo la quietud del momento, los quince minutos siguientes desafían toda la experiencia que podemos haber adquirido a través de los años, saltos dignos de ser calificados con un 10 en cualquier competencia olímpica, potencia pura mientras nuestra caña sufre los embates de estos monstruos del mar, foto con mi primer Tarpon y una sensación de felicidad increíble.
Los días de pesca en Cuba son muy distintos a lo que podemos imaginar en un principio. Al utilizar cañas grandes y moscas voluminosas, creemos que es una pesca de lanzamientos largos y pesados, pero por el contrario, es una pesca por demás delicada que exige precisión y destreza para colocar nuestra mosca cerca del objetivo, casi tan preciso como pescar con pequeñas moscas secas en el rio Malleo en Patagonia. Muchas veces lanzamos con roll ya que escuelas de Macabíes o Sábalos aparecían por sorpresa a solo un par de metros de la lancha y era la única opción de tiro posible. Esto hace que la pesca sea aun mas técnica y divertida de lo que imaginamos, aunque solo eso sea lo delicado, las peleas no lo son.
El segundo día uno lo toma mas tranquilo, ya que las experiencias vividas el día anterior nos previenen de los acontecimientos que están por venir, aunque en mi caso, nada podría haberme preparado para lo que sucedió esa mañana.
Luego de que Javier y yo nos divirtiéramos pescando unos dobletes de Macabí a pie en los flats de arena, fuimos en busca de los famosos Sábalos nuevamente, al acercarnos a una zona de aguas color miel y pequeños manglares esparcidos por la zona, divisamos 5 sábalos enormes, el mas grande apenas apartado un par de metros del grupo. Hacia allí dirigí mi lanzamiento, la mosca cayó a unos 50 centímetros, dos tirones en la mosca y una boca enorme se abalanzó sobre el engaño. Como explicar lo que sucedió después… casi 45 minutos de pelea sin pausa, pura adrenalina y potencia hacían que yo pidiera perdón por haber cometido el error de clavar esa maravilla. No recuerdo exactamente cuantas veces se llevo toda la línea y el backing de mi reel, los 6 saltos increíbles de un pez de más de metro y medio fuera del agua, las “lomeadas” para tomar aire y emprender otra veloz corrida hacia las profundidades.
Mientras peleaba con ese magnifico Sábalo, recordé las palabras de mi amigo Luis Antúnez mientras pescábamos en Coyhaique, …”cuando el Tarpon se acerque a la lancha, suelta el freno del reel totalmente, eso hará que la caña no se rompa cuando pase rápidamente por debajo…” dicho y hecho, la primera vez que estuvo a solo un par de metros de nosotros, arranco con violencia pasando por debajo de la embarcación forzando mi caña contra el borde de la proa, por suerte recordé las palabras de Luis momentos antes y el Tarpon solo se llevo la línea a gran velocidad y la caña intacta seguía la pelea. Esto es muy importante, todos los Tarpon pasan por debajo de la lancha y si su tamaño es importante, nuestra caña puede estallar por la presión sobre un punto fijo.
Cerca del minuto 30 llego el momento más difícil de la pelea, lentamente, pero a paso firme, el Tarpon comenzó a navegar en dirección a un pequeño manglar que se encontraba a unos 30 metros de nuestra posición, esos son los momentos que definen una captura, o la traemos a nuestras manos o la perdemos, enredando en las ramas.
Cuando estaba a solo un par de metros del manglar lo sujete con toda mi fuerza directamente con la línea enroscada en mi brazo, prefería perderlo así a que se quedara enganchado en las ramas, por suerte su cabeza giro hacia nosotros y pude sacarlo de ese difícil lugar, ahí respire nuevamente y me di cuenta que podía ganar esa batalla.
Finalmente llego a las manos de Ulises, tuve que bajarme de la lancha para poder tomar la fotografía, escama de suvenir y sensaciones difíciles de olvidar, son los recuerdos que quedaron impregnados en mi memoria, tan satisfecho estaba que ya no quería pescar, solo acompañar a Javier en su búsqueda del gran Sábalo.
Como podrán imaginar el resto de los días solo acentuó esa fiebre de piques y sensaciones, además me tome un poco de tiempo para poder fotografiar esos increíbles paisajes que nos rodeaban día a día en nuestra aventura caribeña, además nadar un poco en aguas templadas color esmeralda también se disfruta, no solo la pesca no?
Ultima noche en La Habana, el final de un viaje soñado, y cada uno de nosotros con experiencias que no pudimos dejar de compartir
Pablo Polo Rossi
Mendoza Fly Shop
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