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Recuerdos de Alan Fraser - Mendoza Fly Shop Orvis Dealer Argentina

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Recuerdos de Alan Fraser - Mendoza Fly Shop Orvis Dealer Argentina

RECUERDOS DE ALAN FRASER

Bien pudo ALLAN haber escrito su biografía y titularla (por ejemplo): "DE INVERNESS A JUNIN DE LOS ANDES"...

Pero Allan escribió poco, tal vez porque no tuvo tiempo; vivir cada día le resultaba, creo, mucho más interesante. Circunstancias personales y laborales que otros de sus amigos conocerán mejor que yo hicieron que éste auténtico Highlander escocés hallase nuevo hogar en nuestro querido Junín de los Andes, tal vez porque encontró algún parecido en la geografía con sus nativas Highlands de Escocia... La vida era tranquila, los ríos, transparentes; y las truchas, muchas !  ¿Qué más podía pedir? Trabajó en su profesión (Ingeniero Forestal, creo), hasta que pudo; asuntos personales o discrepancias con la Empresa lo dejaron sin trabajo. Pero Allan tenía otro oficio, y desde su infancia bien aprendido: era Pescador. ANGLER, pescador deportivo de pura raza. Y ese "oficio" lo acompañó el resto de su vida. Fue cuando se planteó qué haría, y -nos dijo-
 la respuesta llegó rápida: "AHORA QUIERO PESCAR". Se aclaró en su pensamiento y se fijó
en su voluntad, para siempre. Esto ocurrió, cronológicamente más o menos, hacia la mitad
de su vida. La pesca deportiva de truchas patagónicas, como justificación cabal y total para vivir feliz y contento, hasta el final del camino.
Un nuevo estilo de vida; un poquito bohemio, dirán.

Alguna vez (hace mucho) le pregunté, a orillas del Chimehuin -donde está prohibido mentir-, porqué razón -habiendo viajado y vivido en varios sitios muy diversos de este mundo, había preferido (culto y aún joven, en esos años) quedarse en Junín de los Andes, en nuestra entonces remota Patagonia. Contestó, después de un momento: "Aquí puedo hacer lo que quiero". Era libre, yo entendí. En el Mundo Moderno quedan pocas libertades personales disponibles; pescar truchas
(o "La Recreación Contemplativa del Hombre" -Walton-) es, me parece, lo que Allan quiso decirme, enseñarme. SIN MOLESTAR A NADIE
el Pescador... "pesca, luego existe". 

Claro, quien no haya conocido a Fraser pudiera preguntar: ¿De qué vivía, en realidad? Pero éste es un planteo materialista, no le cabe a Allan Fraser. Por supuesto, solía guiar a otros pescadores en excursiones de pesca, aunque como era amigo de muchos de ellos, mejor diríamos que iba casi siempre como uno más de la partida, y no como Guía Profesional, que cobrase dinero por sus servicios. También, cuando tenía ganas, se sentaba frente a su ya muy gastada morsa de atar, y de allí salían "volando" las mejores moscas que vimos y veremos en muchos años, y posiblemente pasarán otros tantos para tener viviendo en nuestro país
un artífice genuino que se le pueda comparar. Vendía unas pocas (eran ultra-artesanales); regalaba otras..., y así vivía Allan, sin ningún lujo y sin ninguna esclavitud. Muy a su manera, como un príncipe pobre en ultramar; nunca como un mendigo. Fue un intelectual, un filósofo del deporte, de una raza en peligro de extinción
-como la trucha- Firme en la tradición de sus abuelos, muy distinta de lo actual, JAMAS FUE COMPETITIVO. No le llegó nunca la "furia del anzuelo" (más cantidad... la más grande...! )
A lo sumo, nos enseñó que la mejor trucha para la memoria personal ha sido y será, mientras haya, la más difícil de pescar; aunque no gane concursos. A muchos, a todos nosotros, que todavía somos sus amigos en el espíritu (lo que permanece y debemos conservar vivo) nos une fraternalmente el mismo "blood knot". Allan vivía para pescar, pescaba para vivir; no para comer.

 También 'pescaba' sonidos... los sublimes de la Música Clásica; diría que con la misma habilidad -y deleite- que a la trucha más difícil. Conocía esos sonidos celestiales tan bien como los del agua entre las piedras... Quiso, intentó además transmitirnos lo que para un fly-fisherman (o fly-fisherman-gentleman escocés) es casi una obligación de familia: saber fabricar, como lo haría un orfebre, ese sutil engaño que son las moscas que usamos para pescar. Nos ilustró con los fundamentos históricos del Deporte: cuáles moscas, dónde, cómo, cuándo, porqué usarlas. Su erudición piscatoria era casi enciclopédica: desde la más victoriana mosca "seca", pasando por la wet fly, las ninfas,
los streamers... todo. Todo, menos la robotización consumista-competitiva del deporte: eso jamás nadie se lo podrá endilgar a Fraser. Muy al contrario, con su ejemplo nos previno acerca de lo que se me ocurre definir como la "modernización" del fly-fishing: el MARKETING de la pesca con mosca, sobrecarga de los ríos, enseñar cómo matar -no cómo pescar- NO ES LO MISMO !!  Nuevos, súper sofisticados materiales, tecnología de la
Era Espacial aplicada como en una guerra "contra" la trucha, que sigue siendo biológicamente la misma: no un enemigo para vencer siempre que podamos, ahora con nuestras nuevas armas, sino pura y simplemente una poesía escurridiza, cuya rima debiera estar reservada únicamente a quienes se propongan MANTENERLA VIVA,
dentro de la Sinfonía Natural que todos habitamos.
Que TODOS habitamos...    

ALLAN era "Escocés, no Inglés"; él eso siempre
lo definía... cómo pudiera imaginarse... de una distinta ¿"britaneidad"? Para nada tenía la tan viscosa flema inglesa. Fraser era al mismo tiempo Light & Deep. Su respuesta era chispeante, su imaginación asombrosa; brotaba la carcajada en
el momento menos pensado (de él mismo, y de sus afortunados amigos circunstanciales del campamento, o la mesa de comer, o de fly-tying). Con él conocimos lo que podríamos llamar "humor escocés", capaz de poner a prueba al más pícaro, aunque nunca con ofensa, siempre con alegría. Claro, todos sabemos que su vida personal no fue precisamente un jardín de rosas; pero quisiera destacar que, no obstante lo mucho que tuvo que pasar de bueno y de malo durante años, siempre
se las ingenió para salirse con la suya, esto es, vivir
a su manera: libre, muy libre de los prejuicios sociales que a no pocos de nosotros nos tienen atados de pies y manos. A Fraser le resbalaban
por los... WADERS.   

Finalmente, y en honor a la memoria de ALLAN FRASER, se me ocurre reflexionar que quien pesca con mosca debe comprender que su señuelo (la mosca) es solamente una prolongación de su leader, de su línea, de su caña, de su reel, de su mano, de su brazo, de su voluntad, de su INTELECTO, en suma... aplicados en el intento
de capturar... de capturar... ¿una trucha? Seguro; pero también algo más: es como sumergir nuestra mano en el agua (de donde provenimos), y acariciar un secreto, un antiguo secreto. 
Las truchas no tienen la culpa...
ES EL SECRETO DE LA VIDA.

TULIO A. CIMERILLI

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