Por: Exequiel Bustos
Muchas veces pescar, nos deja más que anécdotas acerca de pesca. A veces nos deja historias difíciles de creer y muy graciosas. Así fue que un par de años atrás surgió una situación que quedó plasmada en un libro, y de unos de los exponentes más importantes de la pesca con mosca a nivel mundial. En su nuevo libro “Fly Gear”, Gary Borger hace referencia a esta historia, ocurrida durante un viaje de pesca que realizamos en el marco del 20 aniversario de Mendoza Fly Shop, por el norte Neuquino. Además, quedan inmortalizados en papel algunos de nuestros ríos emblemas de Malargüe, como el Tordillo y Cobre, pesqueros que tuvimos la suerte de poder compartir con caña en mano. Les dejo la traducción del fragmento del capítulo en donde aparece la historia, acompañada por un dibujo impecables del maestro Benito Perez. Espero lo disfruten tanto como yo lo disfrute, al leer sobre una historia ocurrida en nuestra tierra, que permanecerá en la bibliografía mundial de nuestra amada actividad:
La Leyenda está en la caña
Si no hubiera sido yo testigo de esta historia, yo la encontraría difícil de creer (Dice Gary Borger). En un show de fly fishing en Denver, Colorado, John Shaner de Hardy/Greys me prestó una caña #6 para mis demostraciones. Realmente me gustaba la caña y cuando se la retorné, John me pregunto si quería probar la nueva Hardy #3 de 10 pies. No tenía una en ese momento, por lo que él se ofreció gentilmente a proveerme una, para mi próximo viaje a Argentina. Y por lo tanto la caña estuvo eventualmente en mis bolsos y dirigiéndose al hemisferio sur.
Los primeros días fueron en el río Tordillo y Cobre cerca del centro de Sky Las Leñas
La caña y yo arribamos a Argentina, y pronto me puse a hacer cast en el pasto durante una clínica que dí para Mendoza Fly Shop. Luego del evento, un grupo de nosotros nos dirigimos al sur a pescar, siendo el grupo Benito Perez y su hijo Pablo, Polo Rossi, Exequiel Bustos y yo. Benito publicó el primer libro de pesca de entomología de Argentina, y él y Pablo fundaron Mendoza Fly Shop en 1993. Fue un viaje rápido en auto, cerca de 860 km al norte de Patagonia. Y fue cuando le dí a la nueva y brillante Hardy, un testeo real.
Los primeros días fueron en el río Tordillo y Cobre cerca del centro de Sky Las Leñas, aproximadamente a 6 horas de manejo desde Mendoza, a mitad de camino de nuestro objetivo el río Codihue en la región de Neuquén.
El Tordillo es un rápido rio de montaña que me recuerda a una versión más pequeña pero más rápida del rio Madison de Montana.
La pesca fue completamente dentro del "río secreto" - pockets y cortos flats a lo largo de las orillas-. Polo tomó el primer turno con la Hardy #3 de 10 pies en el Tordillo, y descubrió que esta es una buena herramienta para la pesca de ninfas en pockets.
El siguiente día, en el río Cobre, se encontraba Exequiel utilizando la Hardy y peleando una trucha marrón de 2 kilos. A diferencia del Tordillo, el Cobre es un río meandroso con largos pozos, canales laterales y rápidas correderas. Y por supuesto, viento. Pescamos con ninfas con bead heads con una variedad de indicadores.
Luego, a las 18:30 hs a medida que la sombra buscaba los rincones y grietas del cañón, los peces pequeños simplemente dejaron de tomar la mosca.
Luego fuimos a la estancia "El Halcon" de George and Nichole Andrieu. Ellos poseen 42 km de la parte alta del Rio Codihue, a la cuál fuimos amablemente invitados para nuestra excursión por Patagonia. El rio demostró ser muy acogedor y la Hardy pareció disfrutar su desempeño diario, mientras nosotros tomábamos turnos con ella.
En el último día, la caña estuvo nuevamente en manos de Exequiel conforme pescábamos un Cañón alcanzado por el río, capturando peces pequeños con alarmante regularidad. Alarmante porque no pudimos conectar nada mayor a 35 cm. Sabíamos que el pez grande estaba ahí, pero parecía mantenerse oculto. Luego, a las 18:30 hs a medida que la sombra buscaba los rincones y grietas del cañón, los peces pequeños simplemente dejaron de tomar la mosca.
La gran mosca enterrada en el final del dedo medio de la mano derecha de Exequiel, y los gritos de
los loros parecían burlarse de él. Dibujo de Benito Perez
Inmediatamente comenzamos a rearmar nuestro aparejo, el gran pez había salido. Corté el leader hasta dejarlo en 0x y até una gigante Dirty and Down Sculpin de 6 pulgadas. Exequiel de la misma forma comenzó a cambiar su leader y mosca. Estábamos pescando un largo pozo, ocupado en el centro por dos enormes rocas del tamaño de una habitación, que obviamente habían caído de las paredes del cañón más arriba, alguna vez en el pasado. Exequiel se paró aguas abajo de los trozos gigantes de las paredes del cañón, y en línea al espacio existente entre ellas. La Hardy estaba mantenida en alto mientras ataba una gran Zonker negra.
De pronto, las paredes del cañón saltaron a la vida con el griterío de loros barraqueros Argentinos. Igualmente de repentino, unas 50 aves a toda velocidad pasaron disparadas aguas abajo, apenas a la altura de la cabeza, guiadas en su vuelo por las tortuosas paredes del cañón. Algunos se posaron en las grandes rocas y otros pasaron rápidamente entre ellas. En un instante, una de las aves esquivo las rocas y chocó directamente contra la Hardy. La caña se sacudió violentamente, y se rompió justo por debajo del centro de la unión. El pájaro de tamaño de un cuervo, atontado y enredado en el leader, luchaba para mantenerse en vuelo. Retorciéndose alocadamente giro sin control desesperadamente hacia la mitad del río dejando la gran zonker #2 clavada bien profundo, en el dedo medio de la mano derecha de Exequiel. El leader se cortó. El dolor fue evidente en la cara de Exequiel y también fue cómo, vio con incredulidad que la parte final de la caña se deslizó a través de la línea y leader hacia el pájaro, que ahora se encontraba cayendo peligrosamente cerca del agua. Luego el loro se liberó. Y voló rápidamente para alcanzar a sus compañeros que se alejaban. La parte superior de la caña buceo de cabeza en las corrientes profundas del centro del río y desapareció.
Esta fue una de las truchas que pescó Gary, cuando yo ya era un meró espectador.
Usando un pedazo de monofilamento duro, pudimos sacar la mosca del dedo de Exequiel. Pero solo fue un solo pequeño consuelo por perder la parte superior de la caña. No había nada que hacer realmente, solo no creer por unos momentos en lo que había pasado antes de terminar el atardecer pescando dos grandes arco iris que Exequiel tuvo que verme atrapar. Y así termina esta bizarra historia, con una caña dividida por un loro que paso volando. Esto lo veo como una aventura verdaderamente inusual que ya es parte de la casa de Hardy.
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